Maite Iglesias

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TÉCNICAS DE ESTUDIO DEL VIOLÍN

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Técnicas de estudio del violín Maite Iglesias

Tocar el violín es una actividad fascinante, tanto en lo que se refiere a hacer música como en todo aquello que tiene que ver con la superación de retos técnicos. En mi caso, me ha llevado muchos años entender y dominar todos los elementos que implican tocar bien, pero hoy por hoy puedo decir que consigo disfrutar al máximo de mi día a día con el violín, precisamente porque he encontrado un equilibrio entre hacer música, con el placer que esto comporta, y superar dificultades técnicas de manera satisfactoria. El resultado es que, a mi vocación natural por esta profesión, se une una gran pasión por todas aquellas facetas que son necesarias para tocar bien este instrumento maravilloso. Soy consciente de que la técnica instrumental es el aspecto más duro al que nos enfrentamos, y por esta razón quiero compartir aquí cuál es mi visión sobre el estudio diario del violín, para que llegues a disfrutar al máximo de tu trabajo diario con el instrumento.

Antes de coger el violín, te recomiendo invertir algo de tiempo en calentar aquellas articulaciones que más vas a utilizar. Estos ejercicios incluyen movimientos ligeros de dedos, manos, muñecas, codos, hombros, sin olvidar la postura corporal, a la que debemos prestar atención una vez tengamos el violín en las manos. Esta parte no debería llevarnos más de 10 minutos y, además de hacernos tocar más a gusto, previene posibles lesiones y dolencias en el futuro.

Una vez sintamos que nuestro cuerpo está preparado para tocar, debemos empezar el estudio con algunos ejercicios básicos de técnica, como escalas y estudios. Mi recomendación es no dejar para el final aquellos fragmentos técnicamente más complicados, sino trabajar primero y lentamente estas partes. Llegados a este punto, es importante que nos acostumbremos a hacer pequeños descansos después de cada 20 minutos.

Normalmente mis estudiantes tienen poco tiempo para practicar, así que les insisto en la idea de que su estudio debe cundir al máximo, y que para conseguirlo deben estar concentrados. En este sentido, a medida que pasa el tiempo, podemos sentir que nuestro nivel de concentración decae, algo que es perfectamente normal. Lo que yo recomiendo en estos casos es: (a) escuchar atentamente lo que estamos tocando, analizando cada error; (b) utilizar la repetición para interiorizar los pasajes; (c) profundizar en el perfeccionamiento de cada pasaje de una manera minuciosa: variando el ritmo, cambiando las velocidades, etc. Así pues, considero que la combinación entre escucha atenta y repetición es la estrategia que nos puede ayudar a alcanzar niveles de efectividad y aprovechamiento del tiempo mayores que otro planteamiento de estudio más monótono.

Uno de los aspectos más valorados de nuestra forma de tocar es el sonido, y en este sentido el trabajo sobre cómo emitimos ese sonido es de suma importancia. Como indicación general, debo decir que la postura corporal influye mucho, tanto en la potencia como en la calidad. También lo hace el control sobre el arco, así como la redondez en la posición de la mano derecha, el contacto (o peso) del brazo, entre otros factores. Una vez establecidos e interiorizados estos aspectos técnicos, debemos concentrarnos en producir el máximo volumen, sin llegar a forzar la musculatura, ni descuidar la afinación y el control sobre el vibrato.

Como elemento añadido, me gustaría resaltar los beneficios de grabarse cada cierto tiempo, porque nos ayuda a comprobar que todo lo que estamos trabajando suena como realmente queremos. No obstante, conviene aclarar que este paso puede despertar algún que otro sentimiento de frustración que lógicamente debemos evitar en lo posible si no queremos correr el riesgo de disminuir nuestra motivación. En este sentido, yo intento ser comprensiva conmigo misma. Pienso que no todos los días nos encontramos igual, que a veces estamos más cansados y que debemos adecuar nuestras expectativas al nivel en que nos encontremos en cada momento.

En alumnos que quieren aprender a tocar el violín por un interés personal o como afición, suele surgir la duda sobre si hace falta o cuándo hace falta trabajar con un profesor. Esta pregunta se hace todavía más acuciante en nuestros días con la proliferación de videos, en YouTube y otras plataformas, sobre el aprendizaje del violín o cualquier otro instrumento. Obviamente, yo soy profesora de violín y disfruto mucho dando clases, pero precisamente por eso lo que me interesa son alumnos que tengan la motivación correcta. Por lo tanto, pienso que la respuesta se la debe dar cada alumno en relación a tres consideraciones: (1) qué nivel queremos alcanzar; (2) con qué grado de satisfacción queremos hacerlo; (3) cuánto esfuerzo estamos dispuestos a invertir, tanto en dinero como en tiempo.

En cuanto al primer punto, hay que tener en cuenta que a la hora de aprender de manera efectiva, la auto observación da una orientación limitada, y las auto correcciones suelen ser poco fiables. Además, no es fácil manejarse entre todos los materiales que hay online, ni discernir cuáles son válidos y cuáles no (hay muchos videos, sin duda hechos con la mejor voluntad, que simplemente enseñan de manera equivocada).

En cuanto al segundo punto, el tener un profesor hace la actividad más estimulante y gratificante; a cualquier alumno le surgen dudas y el poderlas consultar de manera precisa e inmediata siempre da una mayor seguridad. Por otra parte, el profesor va a crear una estrategia docente coherente, fiable y adaptada al alumno, basada en sus conocimientos y experiencia. Además, el aprendizaje no tiene por qué ser una actividad solitaria.

Finalmente, en el tercer punto mencionaba la inversión económica y temporal. No se debe pensar en la una sin la otra: las clases llevan aparejadas correcciones y la necesidad de práctica; no tiene sentido invertir dinero en unas clases si luego no se va a poder dedicar el tiempo necesario para aprovechar lo aprendido. Ambas inversiones, la económica y la temporal van a depender de la ambición del alumno. Por eso, yo siempre aconsejo tener conversaciones claras con los potenciales profesores para comprobar si las expectativas del alumno se ajustan a su disponibilidad. En mis años de experiencia docente, he comprobado que se pueden obtener resultados extraordinariamente satisfactorios con combinaciones de clases, tiempo y esfuerzo muy diferentes. Lo importante es saber lo que se pretende y que las clases se adecuen a esos objetivos. Cada alumno, con la ayuda de un profesor, debe poder diseñar su propio camino de acuerdo con sus circunstancias .

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Hola, soy Maite, autora de este blog, profesora de violín y especialista en violín moderno y barroco. Leer más

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